jueves, 13 de diciembre de 2012

'Detrás de la privatización está la palabra corrupción' | Noticias | elmundo.es

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Las voces de la sanidad
ENTREVISTA | Juan Gérvas

'Detrás de la privatización está la palabra corrupción'

Juan Gérvas. | El Mundo Juan Gérvas. | El Mundo
  • Este especialista defiende la 'lección de dignidad' de los médicos madrileños
  • 'Estamos perdiendo una oportunidad histórica para reformar el sistema'
  • 'Los gestores de los hospitales le hacen más caso a la política que a la ciencia'
Médico, profesor, investigador, especialista en salud pública, coordinador del equipo Cesca (un grupo multidisciplinar especializado de investigación y docencia), cofundador de la Red Española de Atención Primaria... La experiencia de Juan Gérvas es casi tan larga como la capa que le suele acompañar para abrigarse durante sus visitas como médico rural. Habla sin pelos en la lengua con la autoridad que le dan sus decenas de publicaciones científicas.
¿Qué opina de lo que está ocurriendo en la Comunidad de Madrid?
El primer error político ha sido no confiar en los médicos, no se puede hacer una reforma con el personal en contra. Usted puede poner normas y recortar el gasto, pero no a costa de la salud. Si usted quiere que yo tenga buenos datos, mañana mismo; pero no me pregunte cómo lo he hecho. En Alemania, se dijo a los médicos de los ambulatorios que se pagaría más a los que menos antibióticos recetasen: al día siguiente aumentaron las neumonías en los hospitales. Lo que están haciendo los profesionales madrileños les honra; este mes no van a tener extra de Navidad y tampoco la nómina por los días de huelga.

¿Y qué pasará el día 21 si la Consejería aprueba su plan pese a las protestas?
Yo pronostico el fracaso del sistema, la reproducción de la mala salud que tiene EEUU. En cinco años el gasto sanitario se habrá disparado y los indicadores de salud habrán empeorado. Probablemente nos convertiremos en una especie de EEUU; el único país del mundo donde las tasas de mortalidad materna se han triplicado en los últimos años. Lo que está ocurriendo sólo se explica si la salud les importa un bledo, si desprecian a los pobres, a los que no piensan como ellos, a los que no son de su clase... si no, no se entiende. Los médicos de Madrid están dando una lección de dignidad. Están siendo un ejemplo para toda España.

Pero usted ha publicado en numerosas ocasiones que el sistema de salud necesita un cambio...
Efectivamente, yo he escrito abundamentemente sobre la necesidad de cambio. Pero estamos perdiendo una oportunidad histórica para reformar el sistema; como ya la perdió el PSOE. En la actual crisis todo el mundo hubiese entendido que eran necesarias ciertas medidas de racionalización. Yo no estoy en contra de cierto grado de privatización, pero esto no es privatización, es una locura. Si yo soy una empresa privada y compro un centro de salud, mañana mismo quiero estar generando dinero, porque es mi razón de ser. Detrás de la privatización está la palabra corrupción, porque si usted pretende venderme un litro de aceite a un euro, yo le digo que eso no es posible, científicamente hablando tengo que sospechar, porque los números no van; debo sospechar que hay intereses ocultos.

¿Cómo y dónde cree entonces que hay margen para el ahorro en el actual sistema?
Los sistemas de salud cada vez están gastando más dinero; es necesario reducir numerosos gastos que no tienen justificación científica, pero a los que los políticos no quieren meter mano.

¿Por ejemplo?
La mayoría de las pruebas preoperatorias que se piden de rutina. Si es usted una persona joven, no es necesaria ni la placa de tórax, el electro...; muchos chequeos de rutina, los suplementos de yodo a todas las embarazadas... Además, es necesario optimizar el sistema. Si existe un robot capaz de realizar ciertas cirugías, el cirujano debería estar dedicándose a otras cosas; si tenemos máquinas para ver si el anticoagulante está funcionando, el hematólogo debería estar realizando tareas más complejas. En la actualidad tenemos a muchos médicos haciendo de enfermeras, a enfermeras haciendo de celadores, a celadores haciendo de familiares y a pacientes haciendo el tonto.

¿Y qué hace falta para que eso cambie?
Es una falta de decisión política. Los políticos no han querido que los gestores sean técnicos, no han renunciado a controlar hasta el último celador. En Reino Unido, Suecia, Estados Unidos... se contrata a gestores en convocatorias abiertas a todo el mundo, con trayectoria. Aquí se buscan esclavos, sumisos; por eso los gestores de los hospitales le hacen más caso a la política que a la ciencia; porque si se mueve, les despiden.

Esos gestores están muy atados también por los presupuestos de su hospital...
Sí, además son unos presupuestos con trampa, porque tienen un histórico acumulado. La consejería te da el dinero de este año y un porcentaje correspondiente al ejercicio pasado. Si usted es un ahorrador, pierde, porque ese porcentaje será menor el año que viene. Ese sistema fomenta el despilfarro, porque el gerente piensa: 'si ahorro, el año que viene me dan menos'. El sistema castiga al hospital que ahorra.

¿Cree que se logrará ahorrar dinero con la privatización de seis hospitales?
El problema de la eficiencia es tener buenos resultados al mejor coste posible, no al más barato. Yo puedo operar las cataratas en mi hospital a cinco euros, pero ¿cuántos pacientes van a quedar mal? ¿cuántos ciegos voy a dejar por el camino?... Esta orientación en procesos, como hay en EEUU, puede ser muy perjudicial para la salud. Porque, además, los datos de los hospitales no se hacen públicos, porque no interesa.

Sin embargo, a menudo se cita como buen ejemplo el caso del hospital de Alzira (Valencia)...
En realidad no hay datos; los únicos intentos serios por evaluarlo han demostrado que no hay datos. Vinieron incluso investigadores de Reino Unido y concluyeron que había tanta connivencia entre lo público y lo privado que el modelo sería imposible en el Reino Unido. La realidad es que en este caso no hay ninguna experiencia internacional de éxito de este tipo. No hay ningún ejemplo en el mundo de esta brutalidad.

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